

En cuanto a la niebla mental, es una secuela neurológica más compleja del COVID-19. Muchos pacientes se quejan de problemas cognitivos y de memoria, dificultad para concentrarse, pensamiento inconexo y lento. Estos síntomas persisten durante meses y pueden acompañarse con ansiedad o depresión.
Si bien el mecanismo por el cual el coronavirus genera estos problemas mentales se desconoce –se supone que la inflamación genera lesiones en el cerebro que obstruyen la circulación sanguínea normal o la comunicación entre neuronas- ya hay hospitales que están tratando la niebla mental con especialistas neurocognitivos y también con psiquiatras, ya que los síntomas cognitivos pueden ser parte de un síndrome postraumático (conocido como PTSD, por sus siglas en inglés) después de haber estado en Terapia Intensiva o intubado.
Los psiconeurólogos recomiendan mantener las ocupaciones habituales, hacer ejercicios, comer saludablemente, escuchar música y armar rompecabezas, con la esperanza de que la niebla se disipe más temprano que tarde.

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