Otra secuela que preocupa: niebla mental

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En cuanto a la niebla mental, es una secuela neurológica más compleja del COVID-19. Muchos pacientes se quejan de problemas cognitivos y de memoria,  dificultad para concentrarse, pensamiento inconexo y lento. Estos síntomas persisten durante meses y pueden acompañarse con ansiedad o depresión.

 

Si bien el mecanismo por el cual el coronavirus genera estos problemas mentales se desconoce –se supone que la inflamación genera lesiones en el cerebro que obstruyen la circulación sanguínea normal o la comunicación entre neuronas- ya hay hospitales que están tratando la niebla mental con especialistas neurocognitivos y también con psiquiatras, ya que los síntomas cognitivos pueden ser parte de un síndrome postraumático (conocido como PTSD, por sus siglas en inglés) después de haber estado en Terapia Intensiva o intubado.

Los psiconeurólogos recomiendan mantener las ocupaciones habituales, hacer ejercicios, comer saludablemente, escuchar música y armar rompecabezas, con la esperanza de que la niebla se disipe más temprano que tarde.

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«Cada vez respiramos peor»

Javier López Iglesias
ENTREVISTAS

Licenciada en Física Teórica y doctora en Neurociencia, a Nazareth Castellanos le gusta que la consideren “biósofa”. Más de veinte años dedicados a la investigación y una década larga al estudio del impacto de la respiración sobre la dinámica del cerebro la convierten en un referente sobre el tema central de su libro El puente donde habitan las mariposas (Siruela). “La respiración tiene una influencia tremenda sobre la salud mental. Respirar bien es clave. A mejor respiración, mejor salud mental”, asegura a lo largo de un encuentro en el que insiste en que deberían enseñarnos a respirar en las escuelas.