Dentro de doscientos cincuenta años se estudiará nuestra época y en los libros de historia se explicará la revolución que supuso el acceso a internet en cualquier rincón del planeta. Esa perspectiva temporal la tenemos nosotros para entender algo parecido: el impacto de la mayor aventura editorial de la historia, de la biblia de la Ilustración, de la obra que no se limitó a compendiar todos los conocimientos posibles escritos por los mejores especialistas sino que buscó sacudir las conciencias, mostrando que el conocimiento podía ser una forma de combate político, a pensar con libertad. De ahí que recibiera tantos ataques de los poderes fácticos de la época, empezando por la Iglesia Católica.
Parece que Chet Baker, que fue un nómada en toda regla pero que se sentía especialmente a gusto y querido en Italia, tuvo una vez ocasión de saludar a Romano Mussolini. Para diversión de sus colegas, Chet le dijo al hijo del dictador ejecutado: “Oye, qué putada lo de tu viejo”. Real o no, la anécdota denota uno de los rasgos del trompetista, su capacidad para vivir en un burbuja de la que salir solo para las pocas cosas que le interesaban: la música, los coches, las mujeres, las drogas. De hecho, si cambiamos los cadillacs por las mentiras, esa habilidad innata del genuino buscavidas, tendríamos, en verdad, los cuatro impulsos de su tremebunda existencia, los cuatro movimientos de una sinfonía vital que nos dejó románticas baladas, una madre torturada, conciertos inolvidables, sufridas amantes, esposas e hijos… Belleza y violencia. Sensibilidad y crueldad.
En tiempos de abusivo reguetón y pasión por los concursos canoros, la entrada al universo del jazz no es precisamente fácil. No suena en las radios de forma espontánea y apenas ocupa espacio en las revistas de música y mucho menos en la prensa general. Aunque plataformas como Spotify o canales como YouTube permitan el milagro de escuchar en el mismo día las piezas más populares y también las más raras de la historia del jazz, no parece que sea ésta, sin embargo, la mejor vía de acceso.
Juan Diego Botto ha obtenido hoy el Premio Nacional de Teatro correspondiente a 2021 por, según el jurado, "su profundo y permanente compromiso con la escena como vehículo de transmisión de realidades políticas y sociales incómodas y su capacidad de hacerlas llegar al gran público a través de un lenguaje claro y sencillo pero cargado de poesía". Atributos con los que ha conformado su espectáculo Una noche sin luna, donde ha demostrado "su naturaleza de hombre de teatro integral como dramaturgo e intérprete", así como "la enorme vigencia que el discurso lorquiano posee en la actualidad".
Julia Ducournau ganó con Titane la Palma de Oro del pasado Cannes. Es la primera vez que una mujer lo logra en solitario en los 74 años del Festival. Para lograrlo, la realizadora y guionista parisina traslada a la pantalla la dramática y fantástica historia de unos personajes que se mueven en los límites de lo humano. La potencia de las imágenes y el transgresor fondo de lo que se narra no deja a nadie indiferente en un descarnado largometraje llamado a despertar encendidas filias y fobias.
A lo largo de su trayectoria, Paul Strand (Nueva York, 1890 - Orgeval, Francia, 1976) desempeñó un papel fundamental en la dignificación de la fotografía como una disciplina equiparable a otras expresiones artísticas y como un medio a través del cual ver el mundo y comprender nuestro lugar en él. Tras su paso por Madrid y Barcelona, la Fundación MAPFRE Guanarteme (Las Palmas de Gran Canaria) acoge hasta el 30 de julio Paul Strand. Colecciones Fundación MAPFRE, una exposición que incluye una selección de 108 imágenes de las 131 del neoyorquino que atesora su colección, la más completa en instituciones europeas.