Titane, en el límite de lo humano
La realidad señala que durante su presentación en Cannes no fueron pocas las personas que abandonaron la sala en el curso de la primera media hora de proyección. Pero no es menos cierto que al concluir hubo rendidas muestras de admiración en otro buen número de espectadores.
El hecho es que Titane, que entre sus variados enfoques alberga uno claramente salvaje, no deja a nadie impasible. La cosa fluctúa de los que consideran que han asistido a la proyección de una obra maestra a quienes, descentrados, dudan acerca de si lo que se les ha servido no es más que una boutade. Si una de las funciones del cine es remover al espectador, no dejarlo tranquilo en su butaca, no cabe duda de que esta propuesta acierta con creces.
Seguramente ni una cosa ni otra encierra la historia que se abre con un accidente de tráfico tras el que a la pequeña víctima que viaja en el coche le tienen que implantar una placa de titanio en el cerebro. Más tarde asistimos a una serie de terribles crímenes y, después, a un padre que reencuentra a su hijo misteriosamente desaparecido diez años atrás.
Perturbadora
Julia Ducournau ya había perturbado a la audiencia con Crudo (2016), su debut cinematográfico, estrenado en la Semana de la Crítica de Cannes, donde ganó el premio FIPRESCI. Con Titane vuelve a la carga. Sirviéndose de los ejes argumentales descritos construye un largometraje inquietante que encierra géneros diversos –drama, thriller, erotismo, ciencia ficción…– y en el que nada o casi nada es lo que parece. Cada cual parece asumir una personalidad y una identidad cambiada.
Pero, además, sobrevuela la historia una reflexión sobre los miedos a la maternidad, a la soledad, a la pérdida, al deseo de sobrevivir por encima de cualquier circunstancia y al amor. Como ha señalado la realizadora, “el verdadero amor se da más allá de todo condicionamiento social, es un vínculo incondicional que trasciende el género, la clase, el origen… Me inventé una historia de amor entre dos seres que no tienen nada en común. Dos criaturas volcadas a la destrucción pero a las que una mutua necesidad les une e ilumina”.
En los papeles estrella es clara la entrega de la mutante Agathe Rouselle y el transformado Vincent Lindon. Los dos hipnotizan la mirada de quien observa a pesar de que en no pocos momentos mantener la vista en la pantalla supone un reto.
Se sabe que el titanio es un metal altamente resistente al calor y a la corrosión lo que lo hace muy adecuado para integrarlo en aleaciones de resistencia extrema. Desde esa certidumbre, Titane agita, conmueve, desorienta y, por supuesto, incomoda.