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Acto nazi en el Luna Park de Argentina, en 1938
Alejandro Olmos Gaona
EL NAZISMO DE PERÓN Y LOS DOCUMENTOS OFICIALES
Hace ya muchos años, que vuelve una y otra vez, el favoritismo del gobierno del Gral. Perón hacía agentes nazis que supuestamente se exiliaran en la Argentina, la existencia de tesoros que habrían llegado al país y sumas de dinero que se habrían entregado al expresidente por parte de prominentes personajes del aniquilado tercer Reich, para favorecer el ocultamiento de estos, a fin de no ser juzgados por los tribunales alemanes. Son historias repetidas, que se pusieron de actualidad, cuando se decidió poner la imagen del ex ministro de Salud Pública Ramón Carillo, en billetes que comenzaron a circular hace dos años, acusado de haber protegido a un médico nazi durante su gestión.
En esa visión sesgada de la historia que siempre ha operado en la Argentina, la calumnia y la difamación se han utilizado para enlodar a figuras históricas y a hombres públicos a través de publicaciones interesadas en demostrar cualquier cosa a cualquier precio. A los opositores a Perón es evidente que todo aquello que les pudiera servir para deslegitimar lo que tuviera que ver con el peronismo y sus orígenes sería bienvenido. También por todos aquellos, a los que nunca les interesó la critica seria y rigurosa y si dedicarse al panfleto de rápida circulación, contando en estos tiempos con las redes que todo lo multiplican exponencialmente.
Lo habitual cuando se pretende echar un poco de luz sobre tanta falsedad que circula, es recurrir al sambenito de la estigmatización personal imputando creencias ideológicas que no se tienen, pero sirven para el descrédito. El primer antecedente de la vinculación de Perón con los nazis surgió en 1950 a través de manifestaciones que efectuara el diputado radical Silvano Santander, quien imputara ideas fascistas al presidente, y criticas extremas que llevaron a que fuera expulsado de la Cámara de Diputados en una sesión especial el 19 de diciembre de 1951. Temiendo un posible arresto Santander se escapó al Uruguay, donde sin importarle la condiciones de asilado continuó con sus invectivas, exponiendo en todas partes sobre las vinculaciones nazis de Perón, de Eva y de oficiales del ejército argentino,
Esa especie calumniosa, que generó muchos comentarios en el país oriental tomaría forma de un libro que se publicó en Montevideo en 1953 titulado “Técnica de Una Traición. Juan D. Perón y Eva Duarte, Agentes del Nazismo en la Argentina” el que fue ampliamente difundido en el Uruguay y utilizado por los enemigos del peronismo para mostrar que clase de gobierno había en la Argentina. Aunque el libro se prohibió, circularon ejemplares en Buenos Aires entre los dirigentes de la oposición
En esa farragosa publicación muy promocionada, se involucraba a los generales von der Becke, Pertine, Peluffo, Farrell, Helbling, Ramirez, Tauber, Helbling, Cechi y Gilbert, junto con el Coronel Enrique González, el que fuera Canciller Enrique Ruiz Guiñazu, y al Dr. Eduardo Victor Haedo, senador uruguayo como colaboradores del espionaje alemán. Como no podía ser de otra manera, se hacía constar en ese libro que Perón y Eva, eran agentes alemanes y habían recibido casi 500.000 pesos en cheques para operar a favor de Alemania. También aparecían involucrados ministros como Gache Pirán, Bramuglia y otros funcionarios.
En el libro en cuestión además de un sinnúmero de afirmaciones, se mostraban fotografías de documentos oficiales alemanes intercambiados entre diplomáticos como el Barón von Thermann, que había sido embajador en la Argentina, otro diplomático el Conde von Luxburg, el príncipe Schaumburg Lippe, y otros funcionarios alemanes como Freude, Niebhur y el general Faupel, donde se hacía mención a los oficiales argentinos, a Perón y a Eva. Esos papeles habrían sido encontrados en archivos alemanes y los opositores al gobierno de entonces, no dudaron de su autenticidad, y agitaron, difundiendo el libro ya que consideraban que las pruebas eran categóricas y ponían en evidencia la colaboración con el Tercer Reich de un conjunto de oficiales superiores, del presidente de la Nación y de su esposa. En el libro aparecían fotos de documentos, que probaban las conexiones con el régimen nazi, aunque Perón no le dio importancia al asunto, considerando que se trataba de un falaz instrumento de propaganda.
El primero que reaccionó indignado ante el libelo fue el Dr. Carlos Ibarguren, gran historiador y prestigioso hombre público, que inició una denuncia contra el autor a los efectos de que se probaran en la justicia, los hechos que se mostraban en el libro. Pero la reacción más fuerte correspondió al Teniente General Carlos von der Becke, que se puso a trabajar para responder la calumnia, solicitando informaciones a archivos, a la embajada alemana, y a repositorios de los países aliados en busca de evidencias., que demostraran la falsedad de las pruebas existentes en el libro.
Luego de producida la revolución de septiembre de 1955 le tocó a von der Becke presidir el tribunal de honor que se constituyó para analizar y juzgar la conducta de Perón como militar. En ese tiempo la calumnia resurgió con más fuerza, ya que a fines de 1955 se publicó en Buenos Aires, la edición argentina del libro que tuvo el eco necesario, ya que caído el gobierno de Perón, era la oportunidad de mostrar los antecedentes nazis del ex presidente, y de su mujer, aunque ya no interesaran tanto los de otros jefes militares. Muchos se sumaron a elogiar la obra, y quedó brevemente instalada la historia, hasta que el 19 de diciembre de 1955, el teniente general von der Becke solicitó al Ministro de Ejército, la constitución de un tribunal de honor, para que se juzgara su conducta ya que él era uno de los involucrados en el libro, junto a la de los restantes jefes militares, muchos de los cuales habían fallecido. El tribunal se constituyó el 10 de mayo de 1956, creyendo él en ese momento, que era un deber moral salir en defensa de muchos de sus camaradas y tratar de mostrar la verdad de los hechos.
Después de un análisis de todas las pruebas presentadas donde el general von der Becke, puso en evidencia la fabricación de esos documentos. Del examen que hizo el tribunal se llegó a la conclusión de la falsedad de todo lo que allí se consignaba y de las imputaciones hechas por Santander en el libro. Lo notable del caso es que se pudo probar que se trataba de falsificaciones groseras de documentos oficiales , que no resistían un análisis aún superficial, aunque fueran compradas como de buena ley por los opositores al gobierno de Perón, y la dirigencia del partido radical.
La documentación auténtica obrante en los archivos alemanes y argentinos puso en evidencia, que todo se trataba de un descomunal invento. No había coincidencia de fechas, de nombres, los cheques por más de 500.00 que habrían cobrado Perón, Eva y otros funcionarios nunca habían existido. Los contactos de Eva con el espionaje alemán también inexistentes, y las reuniones de Perón con agentes alemanes, solo producto de la imaginación del calumniador. Todo una verdadera patraña.
El general von der Becke demostró que no tenía nada que ver con esas imputaciones, analizando con rigor todos los documentos existentes. Puso en evidencia una vez más la corrección de su proceder, sin perjuicio que lo llevaran a defender a sus camaradas de armas, defensa que hizo con rigor, mostrando a los extremos delictivos a los que había llegado Silvano Santander. En 1955 el general y ex diplomático Orlando Peluffo querelló criminalmente a Santander por las falsedades que lo habían involucrado.
El 26 de septiembre de 1956, el Tribunal con las firmas de los Tenientes Generales Diego I. Mason, Laureano Anaya, Benjamín Rattembach, Juan Carlos Sanguinetti, y el general Luis C. Perlinger, determinó que los generales von der Becke, Pertine, Peluffo, Farrell, Helbling, Ramirez, Tauber, Helbling, Cechi y Gilbert,, junto con el Coronel Enrique González, no habían cometido ningún acto que menoscabara su honor personal y el del ejército. Mostraban las falsedades del libro de Santander, haciendo constar que todo debía hacerse público para el debido conocimiento del pueblo de la Nación.
También la Comisión Investigadora de Actividades Antinacionales en Uruguay, creada el 21 de junio de 1954, llegó a conclusiones similares sobre la falsedad de los documentos.
Poco tiempo después el Gral. von der Becke publicó su libro “ Destrucción de una infamia” donde hizo un relato de toda la historia, mostrando cómo se habían falsificado los documentos y las calumniosas imputaciones que se habían hecho. Sin perjuicio de acciones civiles que inició, a través de su insistencia, logró que la policía alemana allanara el domicilio del falsificador Enrique Jürges, y allí se encontraron las últimas evidencias. En ese procedimiento, se incautó correspondencia entre Jürges y Santander que demostraba los pedidos explícitos del diputado para que Jürges "obtuviera" o fabricara documentos falsificados. Estos documentos incluían detalles sobre el avance de las tareas de falsificación, confirmando la connivencia entre ambos. Entre ellas la correspondencia con los pedidos que le había hecho Silvano Santander para que le suministrara los documentos utilizados en su libro.
Como con estos sujetos nunca pasa nada y a pesar de los antecedentes señalados, el presidente Arturo Illia lo nombró en 1963 embajador en México.
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Licenciada en Física Teórica y doctora en Neurociencia, a Nazareth Castellanos le gusta que la consideren “biósofa”. Más de veinte años dedicados a la investigación y una década larga al estudio del impacto de la respiración sobre la dinámica del cerebro la convierten en un referente sobre el tema central de su libro El puente donde habitan las mariposas (Siruela). “La respiración tiene una influencia tremenda sobre la salud mental. Respirar bien es clave. A mejor respiración, mejor salud mental”, asegura a lo largo de un encuentro en el que insiste en que deberían enseñarnos a respirar en las escuelas.