Breve reflexión sobre cultura y política cultural

General07 de junio de 2021 Por Regina Márcia M. Tavares
Regina2-660x330

Hace más de 20 años, en la reunión intergubernamental sobre política cultural para el desarrollo en Estocolmo, la UNESCO recomendó que los países hicieran de la política cultural uno de los elementos clave del desarrollo, promoviendo la creatividad y la participación en la vida cultural, fortaleciendo, asegurando y ampliando la protección del patrimonio cultural. política, informando sobre la diversidad cultural y lingüística dentro de las comunidades y la sociedad en su conjunto, y finalmente poniendo a disposición más recursos técnicos y financieros para el desarrollo de la Cultura.

En un momento en el que buscamos un nombre para la Concejalía de Cultura del actual gobierno municipal, me parece útil hablar, aunque sea superficialmente, de conceptos fundamentales para una Acción Cultural coherente, ya sea en un país, un estado, un municipio, una metrópoli.

La cultura, en su sentido socioantropológico, es el conjunto de formas de hacer, sentir y pensar que crea cada población y que orienta su comportamiento a lo largo de generaciones. Constituye una elaborada red de significados para afrontar la supervivencia física y social de un grupo humano en un hábitat determinado.

Contrariamente a lo que se piensa comúnmente, la Cultura no es un producto exclusivo de las élites económicas o del conocimiento de una determinada capa de la sociedad, y menos aún, sólo las expresiones artísticas de una sociedad; Es un todo complejo producido por la colectividad que se expresa en los valores que orientan el comportamiento, la economía, el derecho, la religiosidad, el arte mismo, así como otros aspectos de la vida social, presentándose de manera diferente en sociedades geográficamente diferentes, en diferentes contextos sociales. Estratos.

La cultura impregna toda la existencia humana y es esto lo que, de diferentes formas y en todas direcciones, consolida, como en un caleidoscopio, la vida inteligente del Hombre, su capacidad de establecer relaciones, de transferir experiencias, de construir siempre un nuevo futuro. A través de la escuela, los individuos tienen contacto con sectores específicos de la cultura de una sociedad, pero no con ella en su conjunto. El resto del contenido cultural de una determinada sociedad llega al individuo a través del espacio familiar, los grupos de amistad, las actividades recreativas, las artes en general, los “mass media”.

El Patrimonio Cultural de una sociedad determinada es algo dinámico y variable por la propia naturaleza del proceso que lo produce, y preservarlo nunca debe significar “dejarlo” o “congelarlo”; sin embargo, brindando oportunidades y espacios donde el proceso de producción cultural se percibe, analiza, comprende, convirtiéndose en un referente necesario para el reconocimiento de la identidad personal y colectiva, así como soporte a la Creatividad necesaria para el advenimiento del futuro.

Si las sociedades del mundo ya comparten un acervo común de logros tecnológicos y están creando una comunidad cultural planetaria, tal evento no es suficiente para hacerlas idénticas; cada uno deberá mantener sus propias características determinadas por los caminos evolutivos que ha seguido, y es precisamente esta diferencia la que lo hará atractivo y potencialmente capaz de desarrollo endógeno.

Por tanto, la creatividad humana es la condición "sine qua non" para la continuidad de la especie a través de los siglos y milenios. Sin embargo, el genio creativo del “Homo Sapiens Sapiens” necesita ser estimulado permanentemente para que pueda dar respuestas adecuadas a las necesidades que surgen en su elaboración histórica, como siempre ante la necesidad, de inminente petición, que el pensamiento humano avances más allá de las fronteras conocidas.

La Política Cultural a desarrollar por un gobierno debe ser siempre un conjunto de medidas que aseguren la realización progresiva del potencial de los miembros de la comunidad, dentro de un proceso de desarrollo, priorizando la preservación del patrimonio cultural y la memoria, la defensa de la identidad cultural. , la democratización del acceso a los valores culturales y la creación de condiciones para el estímulo de la creatividad en la población. El Estado no es responsable, en absoluto, de producir Cultura, sino de generar incentivos y condiciones que permitan la preservación de las múltiples facetas de la producida por los distintos segmentos sociales que la integran. El Estado es responsable del rol de facilitador y articulador político para que su propia producción dentro de la sociedad pueda expandirse.

Me parece importante recordar que el responsable de realizar una Política Cultural debe buscar un diálogo permanente con los departamentos de Educación, Salud, Desarrollo, Industria y Comercio, para que los múltiples contenidos culturales de la sociedad sean debidamente resaltados, priorizados y protegidos. Esta posición se justifica por el hecho de que es del gusto de las élites gobernantes sólo valorar y preservar lo que llamaríamos "bellos", "exóticos", "raros", "artísticos" ejemplos de la acción humana, así como como la promoción insistente e indiscriminada de expresiones culturales que ya están en el mercado, reforzadas por los medios electrónicos y la prensa, como espectáculos que estandarizan el gusto y la sensibilidad de millones de ciudadanos.

Finalmente, siempre será enriquecedor para el conductor de una Política Cultural Gubernamental crear espacios para debates nacionales, regionales, locales, involucrando Universidades, Centros Culturales, Museos, Asociaciones Comunitarias, clase y otros, con miras a incorporar conocimientos ya producidos y mejorando su propio desempeño.

 Regina Márcia Moura Tavares es antropóloga, profesora universitaria jubilada, consultora académica internacional, miembro de la ACL, del IHGGC y de numerosas asociaciones culturales nacionales e internacionales.

www.reginamarciacultura.com.br