Historias oscuras de Uruguay: Cómo madres y abuelas buscan víctimas de la Guerra Fría
Un nuevo libro de la autora uruguaya Tessa Bridal recorre las historias de las mujeres que buscan a sus seres queridos desaparecidos durante un doloroso período de la historia del país: su dictadura militar entre 1973 y 1985.
Cuando Tessa Bridal se mudó a Estados Unidos a finales de la década de 1960 por motivos familiares pudo sentir que Uruguay estaba entrando en un momento turbulento. Incluso personas como Bridal, que no estaban involucradas en política ni activismo, pudieron sentir el cambio político. Pero Bridal, que tenía 20 años cuando dejó Uruguay, no podría haber predicho la crueldad de la emergente dictadura, que hizo encarcelar, torturar y desaparecer a sus propios ciudadanos.
«Cuando volví de visita podía sentir que todo estaba yendo de mal en peor. La gente tenía más y más miedo», dijo Bridal a Global Voices en entrevista telefónica. «Había más gente arrestada de forma arbitraria».
«El lado oscuro de la memoria» cuenta la historia de madres y abuelas uruguayas en su incansable búsqueda de la verdad sobre sus familiares desaparecidos. Fotografía cortesía de Bridal.
Años más tarde, revisitó ese período en su último libro, El lado oscuro de la memoria: Los niños desaparecidos de Uruguay, y las familias que nunca dejaron de buscar, historia que sigue a múltiples familias en su búsqueda de parientes desaparecidos, mientras intentan entender el siniestro pasado del país. Las mujeres, en particular, han intentando incansablemente volver a unir a sus familias.
Cuando los movimientos de izquierdas empezaron a crecer el América Latina en la década de 1960, también creció la represión en su contra. En Uruguay, un movimiento de guerrilla conocido como los tupamaros emergió, y una junta militar acabó tomando control del país para suprimir las guerrillas.
En los vecinos Argentina y Brasil, y otras partes de la región, habían surgido movimientos similares, que fueron aplastados por gobiernos militares en un período ahora conocido como las Guerras Sucias de América Latina. Estados Unidos ayudaron a estos gobiernos en sus planes, y los entrenaron para torturar y hacer desaparecer izquierdistas en lo que ahora conocemos como Operación Cóndor.
Unos 220 uruguayos desaparecieron durante aquellos tiempos, según una comisión de la verdad del2003. La mayoría desapareció en Argentina, donde se estiman unas desapariciones totales de 30 000 personas. Se informó de 30 desaparecidos en Uruguay.
Mirando los números, Uruguay sufrió menos desapariciones que otros países latinoamericanos. No obstante, la represión tuvo un efecto paralizante en el pequeño país, que tenía una población de 2,8 millones de personas al inicio de la dictadura militar. «En Uruguay, tenemos un dicho: ‘Somos pocos y nos conocemos'», dice Bridal.
Dos de los desaparecidos fueron Emilia Islas Gatti de Zaffaroni, y su marido, Jorge Zaffaroni Castilla, destacados activistas que creían que los tupamaros podrían librar a los uruguayos de la pobreza y el sufrimiento. Volaron a Buenos Aires cuando su actividad política los convirtió en objetivos en Uruguay. Fueron secuestrados en Argentina en 1976 por una coalición de fuerzas argentinas y uruguayas, y os llevaron a un centro de tortura en Buenos Aires. A su hija de 18 meses, Mariana, la llevaron con ellos. Emilia estaba embarazada de tres meses de su segundo hijo por aquel entonces.
María Emilia Islas Gatti desapareció en 1976. Fuente: Wikimedia (CC BY-SA 4.0).
Tras la desaparición de Emilia, su madre Ester Gatti de Islas se unió a un grupo que luchaba por la verdad y la justicia por su familia desaparecida, conocido como Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos. Ester necesitaba saber qué había sido de su hija y nieta, y Bridal narra esta búsqueda incansable en su libro.
Muchos niños desaparecidos fueron adoptados por familias militares, en algunos casos las mismas personas involucradas en la desaparición de sus padres. Una comisión de verdad compiló 40 casos de niños uruguayos que desaparecieron durante la Guerra Sucia. Se estima que, en la vecina Argentina, 500 niños fueron separados de sus padres cuando los militares los secuestraron.
Cuando Bridal contactó con Ester, estaba desgastada por décadas de búsqueda. «Ester fue una guerrera durante mucho tiempo», dijo Bridal. Sus años de activismo valieron la pena. En 1993, un examen de ADN identificó a su nieta, que había sido criada por una familia militar que podría haber estado involucrada en la desaparición de sus padres.
El caso se convirtió en un emblema en Uruguay del impacto del terror de la Guerra Fría sobre las familias y de cómo la perseverancia puede acabar por revelar la verdad, y reunir a las familias. Pero estas reuniones pueden despertar emociones contradictorias, y Bridal explora los matices de estas experiencias en su libro.
La lucha de Ester representa la lucha de muchas mujeres de Latinoamérica, que es parte de la razón por la que Bridal estaba determinada a contarla. Se espera que las mujeres resuelvan todo lo relacionado con la familia. Cuando sus familias se ven amenazadas, son las mujeres quienes actúan.
La escritora Tessa Bridal luchó durante dos décadas para que se publicase esta historia. Fotografía cortesía de Tessa Bridal.
«La razón por la que me sentí atraída a su historia fue, en primer lugar, porque eran mujeres, y muy determinadas y valientes», dijo Bridal. «Con frecuencia, seguir el rastro de lo que le había pasado a sus hijos adultos que habían desaparecido no siempre era lo más seguro».
Tras el fin de la dictadura militar y el paso de Uruguay a una democracia, pocos oficiales militares que habían llevado a cabo abusos a derechos humanos fueron llevados ante la justicia. A día de hoy, la mayoría de autores de estos abusos son libres, y hablar contra estos abusos, y buscar la verdad sigue siendo peligroso. En 2016, allanaron el laboratorio del Grupo de Investigación de Arqueología Forense en Uruguay. Las Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos dicen que sus opositores han lanzado «ataques a la moral de nuestros miembros» y campañas para desacreditarlas.
Los funcionarios de Estados Unidos que planearon y participaron en la Operación Cóndor tampoco encontraron justicia. Cuando Bridal comenzó su investigación, cerca del e11 de septiembre de 2001, la sola mención del Gobierno de Estados Unidos en referencia a los abusos de derechos humanos en América Latina era tabú, con el auge del patriotismo tras los ataques a las Torres Gemelas, y el despliegue estadounidense de la guerra contra el terrorismo. Los editores le dijeron que no era el momento de lanzar un libro crítico con el Gobierno de Estados Unidos. Era casi como si lo considerasen una «traición» al país, dijo Bridal, que vive en Minnesota.
Aunque sus planes de publicación se congelaron durante dos décadas, Bridal nunca descuidó las historias. «Nunca podría olvidar este libro porque me habían confiado historias que significaban mucho para ellos», dijo. En Uruguay, las historias de Ester y su nieta, y tantas otras, han ayudado a revelar abusos del pasado, y a asegurar que no se olviden.
Como la protagonista del libro, Bridal perseveró. El lado Oscuro de la Memoria se publicará el 26 de octubre del 2021. A pesar de su lúgubre temática, Bridal espera que deje a sus lectores con una sensación de optimismo e inspiración.
«Su coraje es digno de alabanza, y su perseverancia, cuántos años siguieron, y siguieron, y siguieron», dijo Bridal. «Para mí, por su valentía son un modelo a seguir».