Inconformistas hasta la muerte

FILMS16 de enero de 2022 Por Javier López Iglesias
Con toda lógica, Pájaros enjaulados, la película basada en hechos reales del realizador y escritor suizo Oliver Rhis, se presenta con el subtítulo “Hasta que estemos muertos o libres”. Esa lógica se relaciona con la historia de dos inconformistas de perfiles tan diferentes como el delincuente Walter Stürm y la abogada Barbara Hug. Dos transgresores que en la convulsa década de 1980 hicieron piña en su lucha por humanizar el sistema penitenciario suizo.
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Brillante e idealista, Hug trabaja con un progresista grupo de abogados enzarzados en la lucha por la libertad social en un país de leyes estrictas y anticuadas. A la joven no la arredran ni las amenazas del reaccionario entorno en el que tiene que moverse, ni una grave enfermedad renal que la mantiene pendiente de un trasplante que siempre aplaza.

Por su parte, Walter Stürm, hijo de una acomodada familia que lo repudia, es un  personaje carismático y a su modo cautivador que se burla de continuo con lo establecido. A través de escandalosos robos y continuas fugas de prisión -fue apodado “el rey de las fugas”-, rechazaba la violencia y mostraba un anárquico e imprevisible sentido del humor. Con esos mimbres se convirtió en una estrella de los medios y un icono de la contracultura suiza.  

Tras una de sus rocambolescas huidas, Walter y Barbara se encontraran y al hacerlo ella ve la oportunidad de utilizar la popularidad de él en su lucha por modificar un sistema penal inhumano. Contar con la colaboración de Walter, que entra y sale de prisión pues pese a su inquebrantable ansía de libertad en ningún momento deja de delinquir, se convertirá en la prioridad de Barbara que, poco a poco, se ve atrapada por la arrolladora personalidad de su defendido.  

Motivados por causas tan diferentes como sus respectivas formas de ser y encarar la vida, ambos están irremisiblemente impulsados por el mismo deseo: la libertad. Aunque, como queda dicho y la película deja muy claro a través del acertado perfil de uno y otra, el derecho y la libertad no tengan, en absoluto, el mismo significado para ambos. Como señala Oliver Rhis, “entre ellos nacerá una asociación radical de intereses en conflicto entre la represión estatal y la libertad personal”.

A destacar la naturalidad interpretativa de los protagonistas, Joel Basman y Marie Leuenberger, que en todo momento integran al espectador en la complejidad argumental a la que asiste. Y le convence de que lo que se relata se atiene plenamente, por peculiar que resulte, a lo acaecido.

El verdadero Walter Stürm murió en 1999. La abogada Barbara Hug lo hizo en 2005.