
Mary Shelley, después de “Frankenstein” la gran novela sobre la pandemia: “EL ÚLTIMO HOMBRE”
ARTE Y CULTURA31/03/2020 Gustavo Coletti
Mary Shelley escribió mucho a lo largo de su vida. Novelas, ensayos, poesía y encantadores libros de viajes. Algunas cosas en colaboración con su ilustre marido Percy Shelley y otras en colaboración con amigos, pero su obra más famosa es “Frankenstein o el moderno Prometeo”, publicada por primera vez en 1818.
Pero hay una novela de Mary, publicada ocho años después, que fue destrozada por la crítica que la consideró de maldad extrema. “El Último Hombre”. Una ciencia ficción ambientada en el Siglo XXI, donde narra una pandemia que extermina a toda la humanidad. Abrumada por tantos ataques, le promete a su editor escribir algo más suave y acuerdan no publicarla más a pesar de haber obtenido un éxito de ventas también en París, editada por Gallignani. Pero una edición pirata aparece en Estados Unidos en 1833.
“El Último Hombre” nunca más fue editada hasta después de más de un siglo, en 1965, cuando se la redescubrió.
Mary Shelley sostuvo una anécdota difícil de creer. Afirma que en 1818 halló en la cueva de la Sibila en Cumas, muy cerca de Nápoles, un montón de escrituras en distintos idiomas, y que ahí estaban las profecías que la llevaron a crear su novela.
De todos modos, los amantes de la literatura clásica, elegante, disfrutarán de este texto tan acorde con nuestros días. En el siguiente link podrán leer o descargar la novela completa.
https://www.cermi.es/sites/default/files/docs/colecciones/TripaElultimohombre.pdf



Dentro de doscientos cincuenta años se estudiará nuestra época y en los libros de historia se explicará la revolución que supuso el acceso a internet en cualquier rincón del planeta. Esa perspectiva temporal la tenemos nosotros para entender algo parecido: el impacto de la mayor aventura editorial de la historia, de la biblia de la Ilustración, de la obra que no se limitó a compendiar todos los conocimientos posibles escritos por los mejores especialistas sino que buscó sacudir las conciencias, mostrando que el conocimiento podía ser una forma de combate político, a pensar con libertad. De ahí que recibiera tantos ataques de los poderes fácticos de la época, empezando por la Iglesia Católica.

Parece que Chet Baker, que fue un nómada en toda regla pero que se sentía especialmente a gusto y querido en Italia, tuvo una vez ocasión de saludar a Romano Mussolini. Para diversión de sus colegas, Chet le dijo al hijo del dictador ejecutado: “Oye, qué putada lo de tu viejo”. Real o no, la anécdota denota uno de los rasgos del trompetista, su capacidad para vivir en un burbuja de la que salir solo para las pocas cosas que le interesaban: la música, los coches, las mujeres, las drogas. De hecho, si cambiamos los cadillacs por las mentiras, esa habilidad innata del genuino buscavidas, tendríamos, en verdad, los cuatro impulsos de su tremebunda existencia, los cuatro movimientos de una sinfonía vital que nos dejó románticas baladas, una madre torturada, conciertos inolvidables, sufridas amantes, esposas e hijos… Belleza y violencia. Sensibilidad y crueldad.

En tiempos de abusivo reguetón y pasión por los concursos canoros, la entrada al universo del jazz no es precisamente fácil. No suena en las radios de forma espontánea y apenas ocupa espacio en las revistas de música y mucho menos en la prensa general. Aunque plataformas como Spotify o canales como YouTube permitan el milagro de escuchar en el mismo día las piezas más populares y también las más raras de la historia del jazz, no parece que sea ésta, sin embargo, la mejor vía de acceso.


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Julia Ducournau ganó con Titane la Palma de Oro del pasado Cannes. Es la primera vez que una mujer lo logra en solitario en los 74 años del Festival. Para lograrlo, la realizadora y guionista parisina traslada a la pantalla la dramática y fantástica historia de unos personajes que se mueven en los límites de lo humano. La potencia de las imágenes y el transgresor fondo de lo que se narra no deja a nadie indiferente en un descarnado largometraje llamado a despertar encendidas filias y fobias.