Primera biografía en checo de Milan Kundera: ¿Otra reprimenda pública en su patria?

ARTE Y CULTURA09 de julio de 2020 Por Escrito por Filip Noubel Traducido por Marta Capua
Libro de Novák fustiga al novelista, sin resolver el debate que lo rodea
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A sus 91 años, el autor checo-francés Milan Kundera es una personalidad de culto entre millones de lectores en todo el mundo. En República Checa, sin embargo, el autor es mayormente ignorado y se le suele acusar de despreciar a su patria y haber colaborado con la Seguridad del Estado de la época comunista. A finales de junio, se publicó su primera biografía checa no autorizada en República Checa, lo que reavivó un debate nacional sobre su controvertida figura.

El mito de Milan Kundera

Milan Kundera se describe a menudo como el escritor centroeuropeo por excelencia del siglo XX: creció en Checoslovaquia, experimentó la Segunda Guerra Mundial, se unió al Partido Comunista, estudió literatura y cine, apoyó la ideología comunista, que luego lo desilusionó, finalmente huyó a Francia. Se hizo ciudadano francés en 1981.

Sus obras incluyen 10 novelas, una colección de cuentos, cuatro obras teatrales y muchos ensayos, y también poesía. Si bien empezó en escribir en checo, pasó gradualmente al francés durante su exilio, y ahora se considera como autor francés.

La ascensión de Kundera en Occidente fue estelar: en un número de la revista Literary Review de 1985, la novelista y critica literaria Olga Carlisle no dudó en escribir:

En la década de 1980, Milan Kundera hizo por su Checoslovaquia natal lo que Gabriel Garcia Márquez hizo por América Latina en década de 1960 y Solzhenitsyn por Rusia en la década de 1970. Ha llamado la atención del público lector occidental sobre Europa del Este, y lo ha hecho con ideas que son universales en su atractivo.
Una de sus novelas más famosas, “La insoportable levedad del ser”, habla de un mujeriego y de sus muchas historias de amor. Es también una reflexión sobre las relaciones y el erotismo; menciona también la invasión de Chechoslovaquia por las tropas soviéticas en 1968, tras la cual Kundera abandonó su país y pidió asilo en Francia en 1975.

La obra fue llevada al cine en 1988 por el director estadounidense Philip Kaufman, e impulsó aún más a Kundera hacia la fama mundial:

 
Kundera alcanzó a un público mundial a través de innumerables traducciones en más de 40 idiomas y es mencionado como una inspiración por muchos autores de éxito; también ha sido nominado durante varios años como candidato al premio Nobel de literatura.

No obstante, hay un país donde Kundera está muy lejos de ser reconocido como una figura literaria clave: República Checa.

Nadie es profeta en su tierra
Desde el momento en que empezó a escribir en francés en 1975, Kundera se distanció de Checoslovaquia, y si bien muchos escritores checos exiliados volvieron –al menos para visitar el país después del derrocamiento del comunismo en 1989– Kundera esperó hasta 1996 para hacer su visita.

Desde entonces, siempre ha visitado el país de incógnito y es famoso por rechazar entrevista de los medios. También bloqueó o aplazó la publicación de sus libros en checo: su famosa novela “La vida está en otra parte” se publicó por primera vez en checo en 2016, 43 años después de su publicación en Francia.

En una entrevista concedida a Radio Checa Praga Internacional en mayo de 2019, Jean-Dominique Birerre, autor de su primera autobiografía publicada en francés en 2019, explica cómo ve la mayoría de los checos a Kundera:

Tengo la impresión de que muchos checos, incluidos intelectuales, lo culpan primero por su pasado comunista y luego por su completa invisibilidad incluso después de la Revolución de Terciopelo: que no participó en nada… aunque podría haber sido una figura importante en su país.
Las declaraciones y la actitud de Kundera han reforzado el estereotipo compartido por muchos en República Checa de que los exiliados “la tenían fácil” ya que no tuvieron que aguantar los años de censura, la falta de artíclos básicos y la prohibición de viajar bajo el comunismo.

El mayor golpe a la imagen de Kundera en República Checa se produjo en noviembre de 2008, cuando el muy influyente semanario Respekt salió con un artículo sensacionalista, aunque bien investigado, en el que decía que tenía pruebas de que Kundera cooperaba con la Seguridad del Estado Checoslovaco, como informante de los criticos al régimen.

La noticia provocó un escándalo internacional, ya que muchos ganadores del premio Nobel denunciaron el artículo como una campaña de odio contra Kundera, que negó las acusaciones pero se negó a dar explicaciones, y optó por no demandar al medio de comunicación.

¿Segunda fase de caza de brujas?
Desde 2018 se ha reavivado el debate en torno a Kundera. A finales de 2019, el novelista invitó a su apartamento de París al primer ministro checo Andrey Babiš, que muchos consideraban una figura corrupta bajo investigación desde hace años por la Unión Europea por acusaciones de conflictos de intereses y malversación de fondos europeos.

Poco después de esta visita, a Kundera se le otorgó la ciudadanía checa, había perdido su antigua ciudadanía checoslovaca en 1979 por órdenes de las autoridades comunistas de Praga.

Si bien muchos estarían de acuerdo con que Kundera merece obtener un pasaporte checo, las condiciones en las que lo consiguió dieron otro golpe a su imagen pública en el país, ya que se cree que Babiš era agente del Estado de Seguridad Checoslovaco

El escritor Milan Kundera recuperó la ciudadanía checa después de 40 años. El embajador checo Petr Drulák hizo entrega del documento que así lo reconoce al autor y esposa Věra, de 90 años, en su apartamento de París el 28 de noviembre. Según dijo, le concedió la ciudadanía a instancias del primer ministro, Andrej Babiš.
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Me alegro de haber iniciado esto [dar la ciudadanía checa a Kundera] hace un año y valoro el hecho de haber podido hacerlo. 
Su primera biografía en checo, publicada el 26 de junio, es obra de Jan Novák y se titula “Kundera Český život a doba” (Kundera: Una vida checa durante este periodo) cubre la vida del escritor hasta 1975 cuando todavía vivía en Checoslovaquia. Es comprensible que el libro sea un éxito. Revisores del libro, críticos literarios y los medios ya han opinado sobre sus controversias.

Novák, que vivió exiliado en Chicago durante muchos años y pasó cuatro años haciendo investigaciones para su libro, dio una entrevista en video de 25 minutos a DVTV, canal de televisión en internet el 26 de junio. En la entrevista acusa a Kundera de “mentir sobre su biografía” y de hacerse la “victima” cuando en realidad se benefició del sistema comunista. Novák nunca encontró a Kundera durante la elaboración del libro.

Kundera nunca negó que creía en el comunismo: en 1954 escribió un largo poema titulado “Poslední Máj” (El último mayo) en el que alababa al héroe comunista Julius Fučík. En 1963, también fue galardonado con el premio estatal Klement Gottwald por su obra “El dueño de las llaves” (Majitelé klíčů). En aquel momento, solo los artistas más fieles eran seleccionados para esta mención suprema; Kundera se distanció de estas obras y no las menciona en su lista de libros publicados.

Pavel Kosatík, importante ensayista y experto en identidad checa, escribió en Facebook sobre el libro de Novák el 17 de junio:

Leí más o menos las mismas fuentes, pero mi conclusión es muy diferente a la de Novák, lo que es normal, pero no entiendo por qué esta paliza tiene que ser de 900 páginas. Este libro es tan monótono que se vuelve cómico: siempre que necesita explicar un acto de Kundera, Novák elige pintarlo como un villano. Cuando estoy enfadado con alguien (porque este es el tema del libro de Novák), ¿no basta una frase para decirlo? ¿Por qué escribir un supuesto libro?.
En Týdeník Echo, Ondřej Štindl escribió un largo artículo titulado “Další kolo bitvy o Kunderu” (Siguiente ronda en la batalla de Kundera):


Un optimista todavía puede esperar que llegue el momento en que el debate sobre Milan Kundera supere su larga fase neurótica. También es posible que al tiempo de los enfrentamientos y las guerras de palabras le siga un tiempo de olvido e indiferencia. Esto sería amargo y grotesco, por lo tanto a su manera, muy del estilo de Kundera.