La Generación Beat y la bohemia estadounidense
Los años de posguerra en Estados Unidos marcaron un choque generacional que definió la segunda mitad del siglo XX. Ese choque generacional trajo consigo el nacimiento de una nueva cultura juvenil que no solo se definió por su estética o su música, sino por una forma de pensar que cuestionó a sus mayores y un estilo de vida que rompió con la sociedad tradicional. La Generación Beat fue un grupo de escritores de la década de los cincuenta que escribieron y vivieron este período. Y, sobre ellos, hablamos en este artículo.
Beat: el origen del término
Los integrantes de la Generación Beat se caracterizaron por su rechazo hacia los valores traicionales estadounidenses, el consumo de drogas, el ejercicio de un grado de libertad sexual alto para su época y, además, por cierto interés por la filosofía oriental. Ya describió este fenómeno el historiador Theodore Roszak en su libro El nacimiento de una contracultura (1969):
«Los jóvenes se han plantado ahí de forma tan impresionante porque actúan contra un ambiente de pasividad casi patológica por parte de la generación adulta. Sólo si redujéramos a cero nuestra concepción de ciudadanía conseguiríamos entender su asombrosa inhibición como una cosa natural. Los adultos de la época de la segunda guerra mundial, atrapados como estuvieron en la postura congelada de una docilidad aturdida» (ROSZAK, 1970: 36).
No está claro el origen de la palabra beat con la que se identificó a este movimiento. La palabra beat deriva originalmente del argot circense y carnavalesco, reflejando las circunstancias estrechas que se vivían en los carnavales nómadas. En el mundo de las drogas, significaba «robado» o «engañado» (Tytell, 2013: 9). El escritor y poeta Herbert Huncke eligió esta última definición en 1945 y la utilizó de forma despectiva haciendo referencia a los también miembros del movimiento Jack Kerouac, Allen Ginsberg y William S. Burroughs.
Kerouac, Ginsberg y Burroughs son autores, respectivamente, de On the road (En el camino, 1957), Aullido (1956) y El almuerzo desnudo (1959) tres de las obras más destacadas de esta generación literaria. No fueron las únicas, no obstante, aunque junto a Lucien Carr conformaron el grupo inicial. Más tarde se adhirieron más autores como Neal Cassady, Herbert Huncke o Carl Solomon, entre otros.
El nombre del grupo, sin embargo, se asentó más tarde. En una entrevista en 1967 para Radio Canada, el propio Kerouac afirmó ser el fundador y artífice del nombre: «Bueno… escuché a algunos hombres mayores decirlo. A algunos negros viejos. ‘Beat’. […] Y de repente pensé ‘ah, beat, BE-AT [latín]. Beatitude [bienaventuranza en español]. ‘Beato’ en italiano, ‘beátifique’ en francés». Este giro espiritual en la denominación del grupo estuvo relacionado con la cercanía del mismo con el pensamiento oriental que se mencionaba al principio.
El columnista del San Francisco Chronicle, Herb Caen, acuñó el término beatnik en 1957 tras el lanzamiento del Sputnik ruso, afirmando que el satélite y el nuevo tipo bohemio estaban «igualmente lejos» (Caen, 1958). Era un intento de desprestigiar al grupo a través de la parodia, pues más allá de la lejanía que evocaba el término, pretendía sugerir cierta ligazón entre los Beat el comunismo. Y, en ese contexto de Guerra Fría, el comunismo estaba irremediablemente en contra de lo estadounidense en el imaginario colectivo.
En la misma entrevista anterior, el autor confiesa que lo encuentra un término denigrante.
Independientemente de su nombre generacional y de cuando se acuñase este, para la revista Life, fueron la «única rebelión alrededor» (O’Neil, 1959) y revolucionaron el panorama social. Lo revolucionaron, además de con su literatura, haciendo autostop, escuchando jazz en locales afroamericanos al ritmo del be-bop como banda sonora y rechazando la censura, el revisionismo o el conformismo de sus coetáneos. Con Whitman o Rimbaud como precursores, su estilo libre —mezclando prosa o verso— y autobiográfico fue denominado «prosodia de bop espontánea» y acabaron convirtiéndose en celebridades (Halsey-Foster, 1992).
Entre Nueva York y San Francisco: On the Road
En la época de posguerra y, sobre todo, durante la década de los cincuenta, la ciudad de Nueva York se convirtió en un epicentro bohemio. El barrio del Greenwich Village alojaba a artistas de toda clase, desde escritores, poetas o pintores. La vanguardia se encontraba en ese momento en la costa Este del país y precisamente es ahí donde nació esta generación. De hecho, en los momentos en los que la generación Beat bullía en el Greenwich, este se convertía también en el escenario propicio para que, años después, la lucha del colectivo LGTB eclosionase en los sucesos del Stonewall Inn, origen de la celebración del Orgullo. De hecho, Allen Ginsberg fue uno de los protagonistas de los disturbios en el Stonewall, los cuales también narró.
Sin embargo, poco a poco la contracultura comienza a asentarse también en la ciudad de San Francisco. La ciudad se había convertido, desde finales del XIX, «en el primer enclave de la bohemia del país». Allí se encontraron artistas, pintores, novelistas, actores… (Gaillard, 2016: 41). Desde ese momento, fue considerada como una de las ciudades más liberales del país y, por lo tanto, ideal para el estilo de vida de la contracultura estadounidense.
Fotograma de la película «On the Road» de 2012 basada en el libro homónimo de Jack Kerouac.
Esto lo podemos observar en la novela por la que Jack Kerouac saltó a la fama con su publicación en 1957, On the Road. La novela, escrita originalmente en 1951 pero no publicada hasta seis años después, narra las aventuras de Kerouac y sus colegas beat. Comenzando por sus primeros pasos como escritores en la ciudad de Nueva York, un joven Kerouac recuerda sus aventuras con Allen Ginsberg, Neal Cassady y William S. Burroughs. A lo largo de la novela, mediante viajes de carretera y algún que otro incidente con la policía, las mujeres o las drogas, acaban en San Francisco. La historia salta continuamente de una ciudad a otra, con el epicentro del argumento en la carretera que separa los dos extremos del país.
Jack Kerouac, uno de los principales representantes de la Generación Beat
La obra es considerada como la obra definitiva de la Generación Beat, describiendo los viajes de carretera del grupo de forma romántica y bohemia. A su vez, es uno de los libros más influyentes del siglo XX y todo un clásico de la literatura norteamericana. El propio Kerouac asegura haberla escrito en tan solo tres semanas y mecanografiada en un rollo sin márgenes ni párrafos. De hecho, el libro no tiene capítulos, sino que es toda una larga novela escrita de forma continuada. Se dice que para terminar la novela en tan poco tiempo necesitó café y drogas durante todo el proceso. Pero la novela que se publicó en 1957 es bastante diferente del rollo original, ya que tuvo que cambiar los nombres de los personajes reales a otros ficticios y algunas partes fueron censuradas para su publicación. En total, la historia narra siete años de viajes.
El aullido de una generación
No solo fue Kerouac. Otros muchos autores fueron grandes representantes de esta generación. Su íntimo amigo, Allen Ginsberg, saltó a la fama con su poema Aullido (1956), denunciando las fuerzas del capitalismo y en lo que se había convertido la juventud de su época o, como él llamó, las grandes mentes de su generación. En él, mezcla frases cortas con largas, prosa y rima. Fue considerada de escandalosa debido a su crudeza e incluso llegó a ser prohibida tras su publicación. Escribía sin restricciones y sus primeras líneas dicen así:
“He visto las mejores mentes de mi generación destruidas / por la locura, histéricos famélicos muertos de hambre / arrastrándose por las calles, negros al amanecer / buscando una dosis furiosa».
Allen Ginsberg y Jack Kerouac durante los cincuenta.
Ginsberg nació en Nueva Jersey y comenzó sus estudios en la Universidad de Columbia en Nueva York, pero le expulsaron en el primer curso. Fue allí donde conoció a Kerouac y a Burroughs. Judío y con padres comunistas, desde muy joven se preocupó por la situación política de su país y esto se plasmó en sus poemas y en su activismo durante la década de los años sesenta. En su poema América (1956) reivindica muchas de estas cuestiones: «América, yo solía ser comunista cuando era niño y no lo lamento / Fumo marihuana cada vez que puedo».
Era homosexual y, tanto en On the Road como en muchos de sus poemas o libros de sus compañeros destaca su relación con otro de los miembros de la generación, Neal Cassady, con el cual se enviaba cartas de amor. En aquel momento en Estados Unidos, la homosexualidad estaba prohibida. Hay que destacar que, cuando los beats hablaban de homosexualidad, se referían exclusivamente a la masculina. Estos estándares rompieron estereotipos y se popularizaron entre los jóvenes, ya que Cassady además era bisexual. Era el comienzo de la idea de liberación sexual que proliferó en los sesenta y setenta.
Joven Allen Ginsberg
Por muchas de estas cuestiones, que en definitiva definieron su vida, Allen Ginsberg se convirtió en un verdadero activista durante la década de los sesenta. Tanto él como Neal Cassady se convirtieron en puentes entre la Generación Beat y el Movimiento Hippie. Ginsberg defendió también el consumo de drogas como la marihuana o el LSD y el movimiento homosexual. Se convirtió en un personaje clave para muchas de las cuestiones contraculturales de mitad del siglo XX.
Hacia el movimiento hippie: de Ginsberg a Cassady
La estética de la generación Beat fue calando desde la contracultura a la cultura de masas. Algunas de las obras literarias de los beat se convirtieron en obras de culto. Además, su concepción de la espiritualidad terminó derivando en otras cuestiones también muy representativas del grupo literario como, por ejemplo, la liberación sexual. La elevada representación del colectivo LGTB entre la generación beat hizo que, culturalmente, sirviera como catalizador de otas muchas cuestiones: el feminismo, la lucha antirracista, la emergencia hippie y la lucha del propio movimiento LGTB.
Pero, además de eso, fueron importantes en el mundo de la cultura. Dejaron su impronta en músicos como Bob Dylan, Janis Joplin, Jim Morrison o Patti Smith, también estrechamente relacionados con lo hippie. No obstante, la eclosión del hippismo y la generación beat tuvieron mucho que ver.
El movimiento hippie comenzó a popularizarse en la década de 1960, concretamente en el área de San Francisco. El barrio de Haight-Ashbury se convirtió en centro neurálgico de esta comunidad hippie, cada vez más creciente. San Francisco, como hemos mencionado, era una ciudad ideal para los artistas debido a su gran libertad.
Neal Cassady se mudó a Frisco junto con su mujer de entonces, Carolyn y Kerouac visitó a la pareja en numerosas ocasiones. Sin embargo, esta vibrante ciudad pronto afectó a Cassady, pasando a ser un firme miembro de lo que fue la Generación Beat de los cincuenta a uno de los miembros más importantes y conductor de los Merry Pranksters en el movimiento hippie. Los Merry Pranksters fueron un grupo liderado por el escritor Ken Kesey. Tras la experimentación de Kesey con el mundo psicodélico de la marihuana y, especialmente el LSD, éste se convirtió en un verdadero gurú espiritual. En su casa de La Honda, en California, se dedicaba a acoger a un gran número de hippies, a dirigir sus viajes espirituales y transformar su modo de vida en comunal.
Neal Cassady a bordo del «Furthur», autobús de los Merry Pranksters del cual él era su conductor
Los Alegres Bromistas de Ken Kesey se dedicaron a conducir un autobús escolar pintado por ellos mismos con pintura psicodélica llamado «Furthur» a lo largo y ancho de todo el país. Su conductor no era otro que el mismísimo Neal Cassady, pasados ya los 40 años. Sus viajes fueron inmortalizados en el libro Ponche de ácido lisérgico (1968) de Tom Wolfe. En uno de los fragmentos del libro, los Pranksters llegan a Nueva York, donde se reúnen con Jack Kerouac, antiguo amigo de su conductor. Según Wolfe, se encontraron a un Kerouac alcohólico, que había subido considerablemente de peso a su mediana edad y que parecía totalmente fuera de lugar dentro del contexto de los Pranksters. De hecho, existen imágenes de este encuentro y de los viajes del grupo en el documental Magic Trip: Ken Kesey‘s Search for a Kool Place (2011).
Por su parte, Allen Ginsberg, pronto se unió al movimiento hippie de la mano del psicólogo Timothy Leary. Leary realizaba experimentos con LSD mientras ejercía como profesor e investigador en la universidad. Cuando descubrió las capacidades de la droga, decidió convertirse, igual que Kesey, en un gurú espiritual, enseñando y promocionando los efectos alucinógenos de la droga. Se convirtió en un verdadero personaje público, creando su propia religión en 1966, La Liga para el Descubrimiento Espiritual, con el LSD como su santo sacramento. También se presentó a las elecciones como gobernador de California contra el republicano Ronald Reagan y usó a personalidades como John Lennon para que apoyaran su campaña e incluso le creara una canción, «Come Together» (1969) por The Beatles.
Un Allen Ginsberg de estética hippie en el Human-Be In de San Francisco, 1967
Ginsberg pronto se interesó por Leary y el uso de la droga psicodélica. Pero el 6 de octubre de 1966, California, entonces gobernada por Ronald Reagan, prohibió el consumo de LSD y pronto le siguió el resto del país (Gaillard, 2010: 28). En 1968 se modificó la Enmienda, convirtiendo la posesión en delito menor y la venta en delito grave (Lee y Shlaim, 2002: 133-134).
Sin embargo, esto solo aumentó su popularidad y no frenó su consumo. El Human Be-In de San Francisco fue organizado el 14 de enero de 1967 y es considerado el preludio al Verano del Amor y “una reunión de las tribus”, según el San Francisco Oracle. La idea principal era protestar contra la ilegalización del ácido, con la participación de personalidades como el propio Ginsberg o Leary. Se sentaron en el césped, quemaron incienso, tocaron la flauta, la guitarra y el tambor mientras los altavoces aullaban rock (Labin, 1970: 50). En realidad, el olor del incienso pretendía camuflar el olor real a marihuana. Leary también trató de utilizar la influencia de famosos para impedir esta prohibición, fracasando.
En los propios miembros de la Generación Beat se observa el cambio de mentalidad tan fuerte que se experimentó en los ámbitos culturales entre el movimiento Beat y el hippie. De un movimiento desgastado, atormentado y pesimista, a otro lleno de energía, libertad y amor.
La mujer beat, eterna desconocida
Mujeres de la Generación Beat
Todas estas situaciones controversiales en las que se encontraban los beats del momento afectaban exclusivamente al colectivo masculino. Sus relaciones sexuales con ambos sexos, el consumo de drogas, los largos viajes de carretera y muchas de sus aventuras eran protagonizadas por estos jóvenes. Sin embargo, la mujer beat estaba muy presente en estas historias. Las mujeres también participaron de este movimiento cultural.
Pero la forma de retratar a las mujeres por parte de la generación beat no hizo les hizo justicia, convirtiendo a la mujer, como sujeto, en un personaje secundario sin argumento propio. Poco se sabe además de las escritoras beat y, de lo poco que se conoce es, en parte, gracias a las parejas de estos. Pero literariamente también tuvieron relevancia, se integraron en la generación literaria y participaron de su estética y su temática, pero también hablaron de temas que tenían que ver con su experiencia como mujeres. Joyce Johnson, escritora y ex pareja de Kerouac afirmaba que:
“Para las jóvenes solteras, el sexo era más que una aventura, más que una ampliación de la experiencia; era un acto de alto riesgo con consecuencias a veces fatales, dada la insuficiencia del control de la natalidad” (George-Warren, 1999: 43).
Gregory Corso, también autor de está generación, habló acerca de este problema: “En los años cincuenta, si eras hombre, podías ser un rebelde, pero si eras mujer, tu familia te encerraba. Hubo casos, yo las conocí. Algún día alguien escribirá sobre ellas”. Entre las más destacadas podemos encontrar a la ya mencionada Joyce Johnson, que fue pareja de Jack Kerouac gracias a una cita a ciegas que organizó le organizó Ginsberg. Su libro Personajes secundarios (1983), era una auténtica obra maestra que narra las aventuras de este colectivo desde la perspectiva femenina y cuenta muchos más detalles de sus aventuras.
Carolyn Cassady, una de las mujeres que formaron parte de la Generación Beat
Otra de las más importantes por su relación con uno de sus miembros fue Carolyn Cassady, esposa durante muchos años de Neal Cassady y amante de Jack Kerouac. Su historia fue contada a través de su libro Off the Road (1990). En él, no solo cuenta con todo detalle su relación con Cassady, sino su propia versión de los hechos de lo que ocurría mientras transcurría la historia contada en On the Road. Fue una relación complicada, no solo por las ausencias de Cassady y la montaña rusa que suponía su matrimonio, sino que desde el principio éste ya estaba casado mientras vivía con ella «en pecado», según la propia Carolyn.
Elise Cowen y Allen Ginsberg, dos de los miembros de la Generación Beat
Pero sin duda, la historia más trágica de todas es la de Elise Cowen. Al igual que Ginsberg o Kerouac podían hablar de homosexualidad masculina sin ser juzgados, ella hablaba sobre lesbianismo, sexo y drogas. Para una mujer en la década de los cincuenta, eran demasiados estereotipos que romper. Elise Cowen procedía de una familia judía de clase media y, por esto y muchas otras similitudes en sus vidas, ésta se hizo íntima amiga de Ginsberg, llegando incluso a ser pareja antes de que éste le confesara su verdadera orientación sexual. Al igual que sus compañeros beat masculinos Cowen mantuvo relaciones tanto con hombres como con mujeres. Fue internada en varias ocasiones por sus padres en hospitales psiquiátricos y acabó suicidándose. La mayoría de sus polémicos escritos fueron destruidos por su familia. Lo que queda de su poesía fue publicado de forma póstuma por uno de sus mejores amigos.
Existieron muchas otras autoras femeninas de la Generación Beat. Los pocos escritos que se conservan consiguieron ayudar a desmentir el mito de sus homónimos masculinos y a exigir su propio protagonismo. Tuvieron la valentía de escribir sobre la misma temática que ellos pero introduciendo temas tabú propios de las mujeres, como fueron el aborto o la menstruación, entre otros. Ejemplo de ello fue Carolyn Cassady cuando contó que Neal la llevó a abortar pero finalmente se arrepintieron o el aborto de Cowen. Así relató Carolyn su experiencia:
“Estos meses de gran felicidad estaban a punto de acabar. Me falló la menstruación un mes. Miles sentimientos iban de un extremo al otro. Esperaba formar una familia con Neal, pero no tan pronto, no antes de casarnos. En aquella época, me resultaba muy importante la vergüenza que sabía sentiría mi familia. […] Aquella mañana, Neal me llevó en coche a Market Street y me dejó delante de un edificio alto. Tenía el nombre de un médico que Neal había encontrado y, temblorosa, subí en ascensor hasta su consulta. Recuerdo poco, aparte del enfado rechazo del doctor a mis expectativas. Aturdida, me marché deprisa esperé bajo la lluvia a que Neal viniera a recogerme. Estaba llorando y Neal volvió a ser amable, pero yo estaba conmocionada y me sentía fatal” (Cassady, 2013: 78-79).
La generación beat, es, en todo caso, uno de los hitos culturales norteamericanos del siglo pasado y ha dejado huella en otros muchos elementos contraculturales (y también de la cultura pop). Quizá menos conocida que los sesenta y su estallido hippie, la generación beat constituye también una corriente cultural de gran interés y que, como corriente literaria, realizó algunos de los aportes más valiosos a la literatura contemporánea estadounidense de su historia. La impronta que dejaron en la explosión contracultural posterior, que empezó con los Beat, es innegable.
Bibliografía
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