
Mi tributo a la sublevación
Ruperta Bautista / San Cristóbal de las Casas, Chiapas, 1975. Educadora popular, escritora, antropóloga, traductora, y actriz maya tsotsil. Es autora de los poemarios Ch’iel k’opojelal / Vivencias (CELALI, 2003), Xchamel Ch’ul Balamil / Eclipse en la madre tierra (CDI, 2008, reedición 2014) y Xojobal Jalob te’ / Telar Luminario (Pluralia Ediciones / CONACULTA, 2013), entre otros. Ha escrito y dirigido varias obras de teatro. Algunos de sus escritos han sido traducidos al inglés, francés, italiano, catalán, portugués y sueco. En 2001, fue ganadora del Premio de Poesía Indígena Pat O’tan; en 2012, de la Medalla Benito Juárez.
ARTE Y CULTURA - POESIA22/01/2021 Ruperta Bautista
Mi grafía
Mis estaciones jóvenes esfumados en el combate,
asaltos y encañonamientos del ejército
depositados en la memoria de mi verdor.
Con mis letras deletreo el sufrimiento,
símbolo del fusil que resiste,
lucha de mi abolengo en siglos.
El desengaño trasmutó negra la paloma de la paz,
conciencias simuladas reinan en la contradicción,
ideas de la libertad sujetadas en las monedas.
En la mitad de mi vida otras batallas
y sigo aquí con la pobreza de mis hermanos
sujetados en la palma de mis manos.
La armonía en el camino de los relegados
se construye con la tinta y el pensamiento,
mi tributo a la sublevación.
Justicia
En mi lozanía pretendí verte algún día,
pero ahora que los años abrazan mi piel,
no te espero ni te pregunto.
¿Existes y tienes acción por ti misma
o eres instauración de los acaudalados?
¿O eres acaso solo la mancha
que camina en los ojos tristes del campesino?
¿O quizá solo la frase en el periódico?
Porque por donde camina
la gente de mi pueblo
te encontré nunca.
Forjando el horizonte
Marchan con el color de la montaña meridional,
ocultados del olfato de verdugos,
los clandestinos trazan las líneas del horizonte.
Vigilados por el dolor sentado en los siglos,
desde abajo siembran las semillas de la libertad.
Flores de esperanza en las manos del tiempo.
Desde el vientre de la tierra,
se constituye el nervio de los oprimidos.
Grito y llanto en el mundo.
* Este es un adelanto del libro Me’on ts’ibetik / Letras humildes, que publicará próximamente la Dirección de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM en la nueva época de su colección El Ala del Tigre.

Pier Paolo Pasolini. La poesía de la transgresión




Pesar por muerte del poeta palestino Mourid Barghouthi
De amor, vida, desplazamiento y Palestina, sus palabras tocaron a millones

María Martínez Bautista / Madrid, España, 1990. Es licenciada en Historia del Arte por la Universidad Complutense. Ha publicado los poemarios Primera noche en las ciudades nuevas (Ayuntamiento de Málaga, 2012; próxima reedición en La Bella Varsovia) y Galgos (La Bella Varsovia, 2018), que obtuvo el II Premio “Javier Morote”. Ha traducido al castellano la poesía de Gaia Ginevra Giorgi (Maniobras secretas; La Bella Varsovia, 2018) y de Antonia Pozzi (Inicio de la muerte; La Bella Varsovia, 2019). Sus poemas han aparecido en revistas y antologías como Tenían veinte años y estaban locos (edición de Luna Miguel; La Bella Varsovia, 2011). Actualmente trabaja como editora.

El deseo y lo deseado. Una conversación con Mariana Spada
Alguien dijo que lo contemporáneo es producto del choque entre lo arcaico y lo moderno. En esa colisión se cifra buena parte de la fuerza y la gracia de Ley de conservación (Gog & Magog, 2019), el primer libro de Mariana Spada (Entre Ríos, Argentina, 1979), donde su voz se presenta ya entera y, a la vez, se hace cargo de que escribir poesía se parece “a ir tanteando con cautela las partes nuevas del cuerpo”, poema a poema. Hay algo de otro tiempo en la poesía de Spada: un léxico abundante sin dejar de ser preciso, un deleite pausado en la contemplación de los paisajes fluviales de la infancia y un tono contenido que, en algunos momentos, sin embargo, deja pasar la urgencia del presente. De todos modos, no hay que confundir conservación con conservadurismo. Más que de conservar lo recibido, se trata de ejercer un cuidado ante y por el mundo, aunque esa mirada cuidadosa a menudo se vuelva quirúrgica. La observancia de esa ley de conservación consiste en el cultivo de una voz “a ecuánime distancia entre el deseo y lo deseado”, entre el tronco caído del árbol genealógico y las hierbas silvestres que, filosas y felices, proliferan. *